En los anales de la historia de Formosa, muchas son las situaciones violatorias de los derechos ciudadanos que se han dado en un cuarto de siglo del mismo gobernador.
Pero lo sucedido ayer, con la plaza San Martín, muestra a las claras que cuando el autoritarismo se abusa de los recursos del estado, en este caso la policía, Gildo Insfrán, no escatima esfuerzos para imponer la opresión sobre jovenes, trabajadores o simples ciudadanos que quieren manifestarse.
La marcha había sido convocada para las 18 horas en la plaza San Martín pero la policía cerró todos los accesos 100 metros antes de llegar a la plaza.
La consigna era impedir que se realizara la protesta, el tránsito fue interrumpido y un grupo de comisarios generales entrados en años, intimidaban a todos los que se acercaban al lugar.
El Comercial, llegó al lugar y luego de identificarse con la policía llegó a mediar en una situación de tensión entre algunos jóvenes de #Formosalibre y la propia fuerza. Afortunadamente la situación de tensión no pasó a mayores pero algunas personas que pretendían llegar a la plaza por otras calles eran identificadas y luego notificadas por la infracción al artículo 205 del Código Penal.
Los jóvenes organizadores de la protesta le dijeron a este medio que irían a protestar a la casa de gobierno pero a esa altura de las circunstancias ya habían detenido al dj que se encargaba de ponerle el sonido a la protesta y además le habían secuestrado sin orden judicial todos los equipos como así también una camioneta.
En otro sector de la plaza detenían al abogado, Juan Eduardo Davis y lo llevaban esposado a la Comisaría Primera.
Sobre la avenida 25 de mayo otra situación respecto de la referente de Juntos por el Cambio, Agustina Villagi y su madre mostraba a la policía identificándola y notificandola de una causa penal.
A unos cien metros, otra joven corría la misma suerte y era abordado por la policía por asistir a la marcha.
En la casa de gobierno a la llegada de los jovenes de #Formosalibre, la policía les advirtió que si no se iban a sus casas serían detenidos.
Todo el casco céntrico de la ciudad se hallaba minado de funcionarios policías, en cada calle, en cada esquina e inclusive los vecinos se manifestaban sorprendidos por semejante despliegue.
Una tarde para la verguenza, una tarde en donde casi nada ha quedado de la precaria calidad institucional en la provincia, en una abierta demostración de un estado policial por sobre el estado de derecho.
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