Mantenemos la convicción respecto a la pertinencia de restaurar el orden constitucional en Venezuela como la alternativa que pondrá fin al vigente genocidio causado este por el socialismo en el poder.
Lo anterior viene a cuento considerando la publicitada tratativa que promueve legitimar al socialismo genocida, versión ¨Cártel de los Soles¨, a cambio de una «normalización2 del país vía electoral, siempre bajo la égida socialista.
Legitimar grupos delictivos organizados -tal es el caso del socialismo- solo serviría para extender ad infinitum la agonía de un pueblo hoy víctima de genocidio. Quienes apoyen tal pretensión no son más que cómplices de delitos en contra de la humanidad, sujetos a proceso penal junto a los autores socialistas, una vez restablecido el orden constitucional venezolano.
Porque allí está el meollo de la cuestión. La restauración constitucional debe implicar necesariamente una aplicación rigurosa de los mecanismos sancionatorios en cabeza de todos y cada uno de los responsables de este genocidio, siempre conforme al debido proceso. Ello comprende la conformación de grupos especializados que en cumplimiento de la legislación nacional y el derecho público internacional, desarrollen la persecución y el sometimiento ante tribunales, de todo ciudadano venezolano incurso en delitos graves, propiciados por el socialismo, con independencia del tiempo transcurrido, la ubicación geográfica del procesado, o de la cuantía de lo birlado. ¨No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón… y no hay perdón sin arrepentimiento¨. San Juan Pablo II.
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